La rosácea es una alteración crónica y muy frecuente de la piel que afecta a la cara, produciendo enrojecimiento y granos en las mejillas, a veces con formación de pus.

La energía liberada por la luz del láser es captada por la hemoglobina de la sangre que circula por estos pequeños vasos superficiales, es esta acumulación energética lo que hace que, correctamente ajustado, esas venas faciales se quemen, de tal manera que a lo largo de unas tres sesiones vayan desapareciendo. A medida que la quemadura va curándose y desapareciendo, el vaso desaparece con ella. El proceso de recuperación es muy rápido y los resultados habitualmente muy buenos.

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