La toxina botulínica tipo A inyectada a nivel muscular provoca una relajación temporal y reversible de la musculatura tratada, inhibiendo o reduciendo el movimiento de la misma.

Eso explica que sea el tratamiento ideal para las arrugas de expresión, que son las que aparecen en la frente, entrecejo y alrededor de los ojos. También se utiliza en las arrugas “de conejo” de la nariz y puede aplicarse en el mentón.

Las dosis utilizadas en los tratamientos de estética son mucho menores que las utilizadas en otros tratamientos médicos, lo que hace evidente que se trata de un tratamiento muy seguro para reducir las arrugas de la frente, entrecejo y las patas de gallo.

Otro de los usos más populares en la actualidad es el BOTOX capilar. Este procedimiento, utilizado para reparar el cabello dañado o encrespado no consiste realmente en la aplicación de toxina botulínica, sino de un concentrado de vitaminas, proteínas, ácido hialurónico y colágeno, y es un tratamiento que se realiza a nivel de peluquerías y salones de belleza.

El BOTOX o toxina botulínica tipo A es el tratamiento que consigue un aspecto más natural cuando lo que queremos es eliminar o relajar las arrugas de expresión que se forman en la frente y alrededor de los ojos (entrecejo y patas de gallo) o en la nariz.

Actúa relajando temporalmente la musculatura que las provoca, sin dar ningún efecto de volumen que pueda distorsionar la anatomía. El efecto del BOTOX cuando se aplica correctamente NO es nunca una cara inexpresiva, sino una expresión relajada de la mirada.

Para que la expresión quede natural, debemos procurar que toda la musculatura que rodea los ojos quede en armonía, por eso en muchas ocasiones se aconseja tratar con BOTOX tanto la frente como el entrecejo y las patas de gallo, en lugar de relajar únicamente una parte.

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